Aunque las mujeres centauros, llamadas centáurides no son mencionadas en la antigua literatura y arte griego, aparecen ocasionalmente en la antigüedad tardía. Un mosaico macedonio del siglo IV a. C. actualmente en el Museo Arqueológico de la ciudad de Pella es uno de los primeros ejemplos de la presencia de centáurides en el arte.


El autor romano Ovidio en sus Metamorfosis menciona a una centáuride llamada Hilonoma, que se suicidó cuando su amante Cílaro murió durante la guerra contra los lapitas.
En una descripción de una pintura en Neápolis, el retórico griego Filóstrato el Viejo describe a las centáurides como hermanas y esposas de los centauros masculinos que vivían en el monte Pelion con sus hijos.


Qué hermosas son las centáurides, aunque tengan cuerpo de yeguas; porque algunas crecen de yeguas blancas, otras de yeguas castañas, y el pelaje de otras es manchado, pero todas brillan como las yeguas bien cuidadas. También hay centáurides blancas que crecen de yeguas negras y la oposición de colores produce una criatura unida de gran belleza.